Sumo - En Obras 9 de Agosto de 1986
Presentacion del disco: Llegando los monos
Voz: Luca Prodan
Guitarras: Ricardo Mollo y Germán Daffunchio
Bajo: Diego Arnedo
Batería: Alberto "Superman" Troglio
Saxofón: Roberto Petinatto
01 - Crua Chan
02 - Divididos Por La Felicidad
03 - Heroina
04 - Que Me Pisen
05 - El Ojo Blindado
06 - Mula Plateada
07 - El Reggae de Paz y Amor
08 - Mejor No Hablar de Ciertas Cosas
09 - Kaya
10 - La Rubia Tarada
11 - Fuck You
12 - Viejos Vinagres
Y al día siguiente, el lunes siguiente yo vine a una oficina de rock, Abraxas, y caminando por Paraguay, veo chicas saliendo de un colegio vestidas de secundaria, era mediodía, y a Luca sentado en el borde de la escalinata, sentado sobre sus tobillos, con unos lentes oscuros, con toda la ropa rota, mirando el piso fijamente. Me acerqué y le digo, 'Luca, ¿qué hacés?', y él me dijo, 'Descanso. Vengo caminando del Abasto, y me cansé y estoy acá'. Y las chicas empezaron a rodearlo y a mirarlo, pero lo miraban como a una especie de mendigo punk, o como un linyera, como alguien raro, y Luca se hinchó y cruzó a [la plaza]. Y me dijo 'vení, acompañame.' Y tenía como un bolsito tejido, y sacó un sánguche de salame, que era pan negro y salame cortado grueso, con cuchillo, y me invitó. Y a mí no me daba para comer a esa hora y le dije 'no, Luca, gracias', y me dice: 'No, lo que pasa es que casi no dormí desde Obras y andaba caminando'.
Y yo noté que el tipo no tenía ninguna conexión con su supuesta realidad de estrella rockera. Se suponía que a esa hora cualquier otra estrella rockera había cobrado su parte de los conciertos y estaba en algún lugar del mundo retozando o que estaba disfrutando. Pero él estaba totalmente expuesto a la curiosidad de la gente en la calle, y la gente no lo reconocía como una estrella de rock, lo interpretaba como un mendigo, un tipo raro, un loco... La situación no dio para más y yo me fui, y Luca se quedó sentado, y salí como dos horas después de Abraxas y con curiosidad volví a ver si estaba Luca, y Luca estaba sentado en otro banco durmiendo. En el banco de plaza, durmiendo como un linyera a las tres y media, cuatro de la tarde, y todo era muy alucinante, la mezcla entre su poder de convocatoria y lo que él producía sobre el escenario con la gente y su realidad diaria. No se la creía, nunca se la creyó, pero ni aún en los momentos más efervescentes se la creía, seguía siendo un solitario, un mendigo de la ciudad".
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