17 feb 2015

UNA MANERA DE ENSEÑAR



Bahaudin estaba sentado con algunos discípulos
cuando un número de seguidores entró en la sala de reunión.
El-Shah pidió a cada uno que explicaran por qué se encontraban allí.

El primero dijo: "Tú eres el hombre más grande
de la tierra".
"Yo le di una poción cuando estaba enfermo; por
eso él piensa que soy el hombre más grande de la
tierra", dijo El-Shah.

El segundo dijo: "Mi vida espiritual se ha abierto
desde que me permitiste visitarte".
"Padecía de incertidumbre, se sentía molesto y nadie
quería escucharlo. Me senté con él y a la serenidad
que obtuvo, él la llama su vida espiritual", dijo El-
Shah.

El tercero dijo: "Tú me comprendes y todo lo que
pido es que me permitas escuchar tus pláticas, para el
bien de mi alma".
"El necesita atención y desea hacerse notar, aunque
sea para que lo critiquen", dijo El-Shah. "A esto
lo llama 'el bien de su alma'".

El cuarto dijo: "Fui de un maestro a otro, practicando
lo que enseñaban. No fue sino hasta que me
diste un wazifa [ejercicio], que verdaderamente sentí
la iluminación del contacto contigo".
"El ejercicio que le di a este hombre" dijo El-Shah,
"era un ejercicio falso, sin ninguna relación con su
vida 'espiritual'. Quise demostrarle que tenía ilusión
de la espiritualidad antes de poder llegar a su faceta
realmente espiritual y no sentimental."

Enseñanzas Sufis

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